Que ‘La carretera’ haya sido galardonada con el Premio Pulitzer en 2007 no es casualidad.

Ha sido una novela que no se me va a olvidar fácilmente, tiene tal carga emocional, que ha pasado a ser una lectura de esas que va a quedar por muuuucho tiempo en la cabeza.

Desde el comienzo ya me atrapó, gracias a la atmósfera que crea el autor nada más empezar. Nos presenta a un padre y su hijo pequeño en un mundo postapocalíptico, probablemente tras un evento nuclear o una especie de incendio global. No se sabe realmente bien qué ha devastado el mundo, pero es lo de menos, lo importante es cómo se sobrevive en lo que queda de él.

Se nos presenta un paisaje gris, quemado y silencioso y la humanidad al borde de la extinción. Cada día, el hombre y el niño se dirigen caminando hacia el sur, con la esperanza de encontrar algo mejor. ¿Qué hay en el sur? El libro no da respuestas claras, pero la esperanza de seguir y llegar allí es el único objetivo de ambos personajes.

Sobrevivir y poder despertarse un día más ya es una victoria. Padre e hijo avanzan unos pocos kilómetros cada día pasando hambre, frio extremo y empujando un carrito de supermercado en el que contiene todas sus pertenencias.

Lo que más he disfrutado y lo que más da sentido a la novela ha sido el lazo tan grande que une al padre con su hijo. Ante este ambiente apocalíptico y con el peligro en cada esquina, lo único que les queda intacto es la protección mutua. En fin, ¿Qué no harías por un hijo?. En definitiva, es un libro que entiendo que para algunos puede resultar algo monótono y con pocos personajes, pero con un trasfondo bestial, con el principal protagonista de lo que nos hace humanos.

Sin duda, ha sido una de las mejores lecturas de lo que llevo de año.