Ya tardaba en hacerme con este libro. Quien haya seguido mi blog, sabe que Joel Dicker es uno de esos autores al que vuelvo siempre que saca nuevo libro. He de decir que sigue siendo mi favorito La verdad sobre el caso Harry Quebert, dejó el listón demasiado alto con ese ejemplar, y este para mi gusto no llega a la altura de aquella lectura, pero si que ha vuelto a tenerme en vilo hasta sus últimas páginas.

Con más razón, cuando aparecen los mismos personajes protagonistas en el caso de Harry Quebert. El autor vuelve a poner al escritor Marcus Goldman como personaje principal, y como suele ser habitual en sus obras, tratará de resolver un misterioso caso con ayuda de la policía.

El final me ha dejado un poco indiferente, pero lo que más he disfrutado del libro son los clásicos y repentinos giros que da la trama. Cuando crees descubrir al culpable del asesinato, va Dicker y le da completamente la vuelta a la historia y lo mejor es que el enorme puzle que nos propone el autor termina encajando perfectamente.

En este caso, la historia se basa en la investigación del asesinato de la joven modelo Alaska Sanders en New Hampshire. Una chica asesinada en misteriosas circunstancias. El autor va saltando entre el pasado y el presente, hilando este rompecabezas a través de los personajes que interactuaron y fueron importantes en la vida de Alaska.

No quiero realmente hablar demasiado de la trama para no hacer spoilers, solamente decir que estamos ante el típico thriller en el que cualquier personaje podría ser el asesino de la joven y va jugando con tu cabeza a lo largo de las pistas que van dejando cada uno de los protagonistas. Otra de las cosas que me ha gustado del libro es la aparición de varios vínculos a otros libros anteriores del autor, como es El libro de los Baltimore o el ya anteriormente nombrado La verdad sobre el caso Harry Quebert.

En resumen, otro thriller con una alta dosis de intriga de esos que una vez empiezas no puedes dejarlo de lado, te atrapa y te será difícil despegarte de sus páginas a través de una lectura que se lee rápidamente a pesar de su número abundante de páginas. Siempre Dicker me deja con ganas de más y ya espero futuras publicaciones suyas.