Título: El cielo según Google
Autor: Marta Carnicero
Editorial: Acantilado
Año: 2018

Descripción: La llegada a casa de Naïma, la niña que acaban de adoptar Júlia y Marcel, debía suponer el inicio de una vida familiar plena, pero la nueva situación a la que se enfrenta la pareja hará aflorar una realidad que se empeñaban en ignorar. El lector tiene en sus manos una novela honesta, sagaz, profundamente conmovedora y llena de sabiduría, que nos habla del amor en todas sus formas.

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Reseña: La primera sensación al tener este libro en mis manos, leer su sinopsis y comenzar con el primer capítulo fue la de no querer devorarlo de una sentada, sino de disfrutarlo y digerir tranquilamente cada una de sus palabras. Esta sensación aumentó cuando comprobé que se trata de un libro que no tiene abundantes páginas. Cortito, pero absolutamente intenso. Mientras más vas leyendo, más ganas de que nunca acabe. Hice ciertas pausas entre capítulo y capítulo para degustar y asimilar bien lo que iba leyendo. ¿Nunca os ha dado esa sensación con un libro?.

El libro comienza contándonos lo cotidiano de la vida en pareja entre Julia y Marcel. La perfección que intentan tener en su día a día, como una pareja idílica. Tras cuatro años de intentos de tener un hijo por forma natural y tras la impotencia al no poder conseguirlo, deciden adoptar una niña. Durante el proceso de adopción, intentan por todos los medios que todo sea perfecto ante los ojos de la psicóloga que estudia su caso. Tras una larga etapa, consiguen su objetivo, y Naïma, su hija adoptiva, aparece en sus vidas.

Siempre se habían considerado afortunados. Mantenían una relación tranquila y disfrutaban yendo a lo suyo, sin preocuparse de lo que pensaran los demás. Estaban convencidos de ser, por su complicidad sin fisuras, la admiración del grupo de amigos; lo más respetuosos, los más idealistas. Si no se habían hecho las pruebas de fertilidad era para no caer en la trampa de exigirse responsabilidades mutuas: les bastaba con saber que en cuatro años no habían tenido éxito y se estremecían cuando algún conocido, en un exceso de confianza, les preguntaba si ya sabían de quien de los dos era la culpa. La gente no entendía nada, ellos no querían oír hablar del tema ni encontrar la raíz del problema. Sólo les importaba la solución, saber que acabarían siendo padres y que estaban haciendo todo lo que podían para conseguirlo.

Durante el largo proceso de adopción y donde todo parecía perfecto ante ojos externos, con una relación bien asentada, pasan por una tremenda crisis. Todo lo idílico que parecía, comienza a agrietarse, a deteriorarse y van apareciendo cada vez más discusiones debido a multiples situaciones del día a día. El mismo estrés del trabajo y falta de tiempo personal hace que aparezcan mentiras y secretos en la relación. Esto conlleva a un distanciamiento entre la pareja y aparece la traición e infidelidad de Marcel con Bruna, una compañera de trabajo. Durante este proceso, la autora nos describe el dolor, los celos y lo lo mal que la protagonista lo pasa durante esta etapa. De una forma angustiosa nos describe la rabia contenida y la sospecha por parte de Julia de descubrir lo evidente. A veces no hace falta verlo, la intuición no falla cuando sabes que tu pareja te miente.

Llegan a un punto donde más que una pareja, terminan viviendo como simples compañeros de piso, reprochándoselo multitud de cosas el uno al otro, sin más apego que el simple hecho de convivir bajo un mismo techo.

Los días pasaban a duras penas, y por las noches, mientras daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño, se debatía entre levantarse a leer, incapaz de dormir por el calor que desprendía el cuerpo inerte de mi padre, y atreverse a despertarlo para preguntarle lo que la reconcomía por dentro. A veces se ponía a llorar, sin ánimos para otra cosa. Cuando la rabia pesaba más que la tristeza se dedicaba a trazar planes para atrapar a mi padre con evidencias, y dedicaba las peores horas del insomnio, cuando ya había abandonado toda esperanza de dormirse antes de que el reloj reventara la mañana como la cerradura de una puerta, a pensar en la forma de sabotear el siguiente encuentro entre mi padre y Bruna, como si aquél fuese el remedio para poner fin a todos sus temores.

La historia se va entrelazando y alternando con la narración en primera persona desde el punto de vista de Naïma, ya con edad adulta, a la que la vida le pasa por la misma situación que sus padres. Nos cuenta cómo consigue también adoptar a una niña y atraviesa, al igual que sus padres, la ruptura con su pareja. Al vivir la símil situación que sus padres va comprendiendo y entendiendo todo por lo que ha vivido así como el distanciamiento de sus padres, ya que ella misma pasa por la misma situación. Con esta situación, Naïma va descubriendo los verdaderos motivos por los que su madre quiso alejarla de su padre, yéndose incluso a vivir a otra ciudad separándola más aún de él.

En resumen, se trata de un libro muy recomendable. Engancha desde el primer capítulo y aún me pregunto cómo un libro con tan pocas páginas te deja del revés y hace remover tu interior. Consigue que tengas mil sensaciones diferentes en cada uno de sus capítulos. Qué grande ha sido descubrir a esta autora, ya con ganas de leer próximos títulos suyos.

«Si pensáramos que nos morimos poco a poco, un poquito cada día, procuraríamos centrarnos en lo que nos hace felices. A menudo nos queremos, y hasta nos permitimos hacernos daño, como si tuviésemos carta blanca para rectificar, todo el tiempo del mundo para aspirar a la felicidad y ninguna prisa por alcanzarla».

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