El nervio óptico. María Gainza

María Gainza

El nervio óptico

Anagrama, 2017


Este es un libro hecho de miradas. Miradas sobre cuadros, sobre los artistas que los pintaron y sobre la intimidad de la narradora y su entorno. Este es un libro singular y fascinante, inclasificable, en el que la vida y el arte se entretejen. Consta de once partes: once partes que son once capítulos de una novela que relata una historia personal y familiar, pero que también pueden leerse como once cuentos, u once incursiones furtivas en la historia de la pintura, u once ensayos narrativos que tratan de desentrañar los misteriosos vínculos entre una obra pictórica y quien la contempla.

En sus páginas el Greco trenza lazos secretos con un paseo por un bosque de secuoyas cercano a San Francisco, la enfermedad y la muerte; el aduanero Rousseau y el banquete que, entre la admiración y la mofa, organizó Picasso en su honor conectan con el miedo a volar… Y aparecen Toulouse-Lautrec deslumbrado por las estampas japonesas; el joven Fujita, que, atrapado por Cézanne, decide irse a París; Augusto Schiavoni, al que acaso una médium ponga en contacto con su gemelo muerto en una sesión de espiritismo en Florencia; la relación de Courbet con el mar… Todo ello actúa como catalizador de las vivencias de la narradora, de las historias de su familia de clase alta, de la evocación de Buenos Aires, de la pasión por el arte, el dolor de la pérdida, la lucha con la enfermedad, la vivencia del paso del tiempo, la banalidad cotidiana, el desasosiego…

Este es un libro que habla de arte con erudición y de la vida con sabiduría. Y lo hace sin grandilocuencia, porque, como decía Cézanne, «lo grandioso acaba por cansar». El sublime resultado nos descubre una voz originalísima, que despliega sus múltiples recursos con sutileza y osadía.

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Puntuación


Reseña


Este lectura ha sido todo un viaje alrededor de varias ciudades y sus museos. Un libro escrito por María Gainza, donde nos ha dejado un gran recorrido de su actividad profesional, la historia del arte.

A lo largo de once capítulos nos da toda una enseñanza, otra manera de ver los cuadros y fijarse en sus detalles. En cada uno de ellos, la narradora, amante del arte, relata en primera persona episodios y momentos puntuales de su propia vida, vinculados a una obra de arte en concreto.
Nos desgrana con detalle la obra pictórica y parte de la vida del artista, hilando de una forma excepcional su historia personal con la de un cuadro en concreto que ha sido importante de su pasado.

Ha sido importante y divertido tener Google al lado del libro. Cada vez que se nombraba un cuadro, iba corriendo a buscarlo para ver información de la que, sin ayuda de la autora, no me hubiese fijado. Me ha dado además a conocer pintores que ni conocía, y curiosidades sobre sus vidas y obras. En cierta parte, nos enseña a aprender a mirar cuadros que contienen multitud de simbolismo en sus trazos.

Hay autores que nombra y da detalles de sus vida a lo largo de la obra que ya conocía, como es el caso de El Greco, Picasso o Rothko, pero han aparecido varios de los que no sabía nada, como es Alfred de Dreux o Tsuguharu Foujita, entre otros.

En resumidas cuentas, ha sido una lectura que no es muy extensa pero con un lenguaje muy maduro, educativo y a la vez entretenido.
Lo recomiendo sobre todo a personas que le guste la historia de arte y sientan curiosidad por las pinturas. Quizás para las personas que no les atraigan los cuadros, sí que podría resultar un poco denso a pesar de las pocas paginas que contiene.

A mi al menos me han dado ganas de ir de ruta en ruta por los museos y pasarme tiempo delante de los cuadros, observando y conociendo más allá de sus trazos.