Ella pisó la luna. Belén Gopegui

Belén Gopegui

Ella pisó la luna


En este elocuente y concentrado texto, Belén Gopegui recurre a su historia familiar, más en concreto a la figura de su madre, para poner de relieve el valor de tantos destinos de mujer que, precisamente por serlo, han quedado relegados o truncados. La historia de Margarita Durán convoca muchas otras y es un documento conmovedor y necesario para la tarea, aún pendiente, de repensar el mundo desde una perspectiva ampliada y contribuir de este modo a transformarlo.

«Hay cientos de miles de vidas de mujeres que no sólo merecen ser contadas, sino por las que hemos de luchar para que se cuenten, porque ganarle la pelea a las estructuras depende también de las historias que tengamos. A ver, no es que sería bonito o interesante que se contaran, es que las necesitamos para entender lo que nos está pasando. Sabemos bien que no todo en ellas fue perfecto. Hubo errores, muchos causados por esa vida pública que se entromete en el clima personal, y otros por la obcecada y casi infinita capacidad humana de equivocarnos. Sea como sea, queremos conocer.» Belén Gopegui

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Puntuación


Reseña


Tengo la necesidad de hablar sobre este breve y pequeño libro (tan solo físicamente), que a pasear de no ser un texto muy extenso, si que es súper necesario darle visibilidad; ya no solo por lo importante de su texto interior y reivindicaciones que contiene, sino por lo que me ha gustado y porque he descubierto con él a una autora desconocida hasta ahora para mi.

Se trata de un texto impartido por Belén Gopegui en una conferencia celebrada en Madrid en el ciclo titulado «Ni ellas musas ni ellos genios», donde tuvo la valentía de hablar de la vida de sus padres. Su padre, un reputado físico responsable de algunas actividades para la Nasa, y su madre Margarita Durán, en cambio, una ‘corriente’ mujer, sin notoriedad pública.

Lo fácil podría haber sido elogiar a la carrera de su padre, sin duda excepcional, pero se centra y le da valor a la posición de su madre.

“El hecho es, también, que aun cuando fueron hombres quienes pusieron los pies en la Luna, esos hombres forman parte de un tejido inextricable de seres, y sin el lenguaje que les enseñaron, y sin las personas que les alimentaron, abrazaron o hicieron cálculos en una mesa, no hubieran llegado a ninguna parte.”

El pasado de Margarita Durán no fue un camino de rosas. Para comenzar, su primera hija, tan sólo dura en esta vida un mes. Su siguiente hija nace con anoxia neonatal, enfermedad que la deja tumbada en el sofá y dependiente de otra persona, debido una negligencia de los médicos. Esta muere a los 27 años, con lo que se lleva otro duro golpe. A pesar de las trabas y golpes que le pone la vida, lucha por seguir adelante.

Ya con estos hitos en su vida tendría suficiente para venirse abajo y derrumbarse, pero en contra de todo esto, comenzó a colaborar en organizaciones en favor a causas sociales como Amnistía Internacional, ayudando desinteresadamente a los demás.

Y tal como se puede extraer del libro, Belén gracias a su innegable capacidad literaria, trata de analizar aspectos sociales con fuerte dosis de crítica en la que no existen medias tintas, publicando sus preocupaciones y denunciando las injusticias del sistema en que nos vemos inmersos.

En resumen, estamos ante un libro muy grande en el que se le da importancia a tantas mujeres que dejaron de lado su carrera profesional y sus sueños para dedicarse al cuidado de sus hijos, dando paso su vida a segundo plano. Mujeres con sueños vocacionales que solo se quedaron en eso, sueños.

“Pregunten, sí, pregunten a sus madres, mientras puedan. Y si ya no están o si han perdido la memoria, pregunten a las personas que las conocieron y que un día también dejarán de estar. Pregunten, porque cada historia tiene su valor irreemplazable.»