La vida privada de los árboles. Alejandro Zambra

Alejandro Zambra

La vida privada de los árboles

Anagrama, 2022


Verónica tarda, Verónica se demora inexplicablemente y el libro sigue hasta que ella regrese o hasta que Julián esté seguro de que ya no volverá. De eso va La vida privada de los árboles: de la noche larga y tal vez definitiva que Julián pasa esperando que su mujer regrese, que el libro termine. Hacia el final de esta, la segunda novela de Alejandro Zambra, Julián desea ser una voz en off, un coleccionista de historias ajenas; quiere escribir y no ser escrito, pero esperar es dejarse escribir: esperar es seguir una constante deriva de imágenes. Entonces la historia comienza mucho antes de esa noche última, tal vez una tarde de 1984, con la escena de un niño mirando televisión. Y termina con las inevitables conjeturas sobre la vida de Daniela, la hija de Verónica, a los veinte, a los veinticinco, a los treinta años, cuando ha pasado mucho tiempo desde que su padrastro le contaba historias sobre los árboles.

¿Por qué leer y escribir libros en un mundo a punto de quebrarse? Esta pregunta ronda cada página de La vida privada de los árboles, una novela que vino a confirmar a Alejandro Zambra como uno de los escritores más interesantes de las nuevas generaciones; una novela que «nos plantea una línea argumental delgada y breve, detrás de la cual se pueden visualizar ramificaciones espesas como en un espejismo de bosques»: lo dice Margarita García Robayo en el epílogo a esta nueva edición, un epílogo que es la crónica del descubrimiento que aún aguarda a quien se acerque a las páginas de este «pequeño libro enorme».

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Puntuación


Reseña


Tal como se pregunta Margarita García Robayo en el epílogo que acompaña al libro. ¿De qué trata realmente este libro? No hay una respuesta simple. Es como mirar un cuadro: puedes quedarte en la superficie, admirando la historia principal, o puedes adentrarte en los pensamientos y en la constelación de temas que se esconden bajo cada párrafo.

En apenas cien páginas Zambra recrea una experiencia literaria que invita a explorar las capas más profundas de la vida y de la imaginación.

Zambra nos mete de lleno en la mente del protagonista para conocer las profundidades de sus pensamientos. Julián es profesor de literatura, escritor en sus ratos libres y ha entrado recientemente en la vida de Verónica y su hija Daniela, de ocho años. La historia se desarrolla durante una larga noche en la que Verónica tarda en regresar de su clase de arte y mientras tanto, Julián, como cada noche, cuida y le cuenta a su hijastra Daniela una historia inventada sobre árboles.

La larga espera de Julián por el regreso de Verónica es palpable. ¿Qué está retrasando su llegada? En el universo de su mente invoca posibles situaciones sobre lo que le debe de haber pasado, preguntándose incluso si en algún momento volverá. Aquí es donde su mente va más allá y realizamos un recorrido por los fragmentos de su vida que lo han llevado hasta esta situación, especulando además sobre lo que le depara el futuro.

A través de un lenguaje sencillo y poético, el autor nos sumerge en la psicología de Julián, nos invita a recorrer su pasado, así como su deseo de ser escritor, a lo largo de un texto que aborda temas como la belleza de la paternidad, siempre muy presente en las novelas de Zambra, o la variedad de emociones que experimenta una persona cuando espera ansiosamente. Por ello digo que la novela trata realmente de nada y de todo. De la vida misma. Es una historia sencilla y a su vez compleja, delicada, dulce… melancólica.

A menudo, mientras tan solo esperamos, encontramos las respuestas a nuestras preguntas más profundas sobre la vida.