Niadela. Beatriz Montañez

Beatriz Montañez

Niadela


Supongamos que llevas años trabajando en la televisión, presentando un programa en prime time. Lo tienes todo: fama, dinero, reconocimiento profesional, una rica vida social… Pero sientes que algo hace crack. Y lo dejas todo. Pero lo dejas de verdad. Porque sabes que arrastras una herida profunda y muy antigua que ni la fama ni el dinero ni los reconocimientos han podido sanar. Y es hora de ocuparse de esa herida.

Ésta es la historia de Beatriz Montañez. Ella decidió irse a vivir a una cabaña de piedra, antigua casucha labriega, que llevaba ya varias décadas abandonada. No había electricidad, ni agua caliente, ni ningún ser humano a menos de veinticinco kilómetros a la redonda. Era perfecta, pues era el momento de apostar fuerte, de vérselas a solas con esa mujer hueca o vaciada. ¿Un confinamiento extremo? ¿Un experimento? ¿Un arrebato? Ni mucho menos. Beatriz Montañez lleva viviendo en su modestísimo refugio más de cinco años… Simplemente dedicada a escribir.

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Reseña


Menuda sensación de tranquilidad, de paz y calma te deja en el cuerpo cada vez que lees uno de los capítulos de este libro.

Un libro donde te sientas a descubrir y disfrutar de la naturaleza desde los propios ojos de Beatriz Montañez, gracias a sus descripciones cargadas de poesía en las que nos describe, a modo de diario de campo, cada detalle, cada pequeño animal y vegetación con la que se cruza en su día a día.

Pensarás… ¿Beatriz Montañez, la ex presentadora del exitoso programa El intermedio, describiendo la naturaleza en su día a día? Si, un día su cabeza hace click y siente la necesidad de reiniciar su vida. Decide abandonar la ciudad para irse a vivir a Niadela, una pequeña casa en plena naturaleza que lleva trece años sin estar habitada, donde no hay agua caliente, ni electricidad y prácticamente apenas hay cobertura telefónica.

Según nos describe, poco a poco se va haciendo a este lugar al que se ha ido para poder meditar y escribir, su gran pasión desde que era pequeña. Nos describe con gran belleza la cantidad de animales y flora que observa en su día a día. Nos enseña a mirar a su alrededor, disfrutar sin más de los que nos rodea a través de mares de descripciones y adjetivos, a veces excesivos, pero bellos, con los que hace que viajes a Niadela. Se puede decir que gracias a sus palabras también he estado allí, visitando su pequeño nido.

Beatriz realiza un gran homenaje a la naturaleza a la que cada día menos disfrutamos. Este libro me ha enseñado que de vez en cuando hay que parar, observar, y reiniciar. Lo demuestra bien en uno de los capítulos que más me ha impactado.
Tras algo más de 100 días aislada de toda la población, y tras llevar bastantes páginas cargadas de naturaleza pura y donde consigue que a través de sus palabras viaje hasta allí, que disfrute del silencio y de cada pequeño detalle que nos describe, nos habla de un viaje que hace a un centro comercial para reabastecerse de útiles, comida y libros.
Nos enseña la sensación de agobio, la prisa con la que vivimos, el consumismo, tras mezclarse con multitud de gente. Me ha dejado tocado este capítulo, sintiendo que cada día hace falta más distancia vital y te dan ganas de hacer como la autora, aislarte a un sitio donde disfrutes de una verdadera pausa.

Todo lo que necesito está aquí, y necesito mucho menos de lo que pensaba. Todo aquello a lo que renuncié, comodidad y posesiones, me volvió libre; todo aquello en lo que ahora invierto, naturaleza y palabras, me hace sentir rica.

Aún así, no debe de haber sido nada fácil tomar esta decisión para una persona que tenía éxito en su presente y un futuro prometedor, dándonos una gran lección tras comprobar que con pocas cosas materiales puedes ser feliz, ¿Cuántos hemos soñado alguna vez con hacer algo así?

Cada vez siento más la necesidad de libros así, del género conocido como nature writing. Si aún no los habéis disfrutado, os recomiendo leer, también de Errata Naturae, los libros Invierno o Un año en los bosques, donde el principal protagonista es la propia naturaleza y consigue aunque sea por un buen rato, evadirte de la vida acelerada que llevamos.

Por cierto, siento también la necesidad de destacar los compromisos de Errata Naturae con el medio ambiente, siendo conscientes del cambio climático, podéis acceder a sus compromisos desde el menú de su web. ¡Qué gran editorial!