Ya me gustó la escritura de Marta en su anterior libro «Los nombres propios», ahora he de decír que incluso se ha superado con la publicación de «No todo el mundo». Desde ya, se ha convertido en una de esas autoras que libro que saque, libro que tendré la obligación de leer.

Me ha dejado con esa extraña sensación de no querer terminar sus páginas, tan buen sabor de boca que no quería que se acabara. Ojalá un libro de relatos infinitos.

¿Qué contiene el interior de este libro que tanto me ha gustado? La vida misma.
A través de catorce relatos, Marta nos regala historias cotidianas sobre el amor, historias en las que es muy probable que te hayas sentido alguna vez identificado. Dentro de estas páginas hay infinidad de enamoramientos, celos, sexo, rupturas, maternidad, confianza, ternura, infidelidad, amistad… y para añadir más aún, un sinfín de frases de esas que se tienes necesidad de subrayar.

Ha sido un libro fácil y cómodo de leer, compuesto por un conjunto de breves historias de esas que saboreas poco a poco. Historias independientes unas de otras, aunque en conjunto, todas relacionadas con el amor contemporáneo, con unos personajes de los que te llegas a enamorar y encariñar, como es el caso de FILMIN y Dolores Castillo, Lola, un relato que pone de ejemplo cómo en esta sociedad, una mujer por su avanzada edad parece que ya no debe tener intimidad ni derecho a enamorarse.

Otro de los que más me ha gustado de los catorce relatos que componen el libro es el primero de ellos, titulado como «Tenemos que dejarlo«, en el que nos muestra cómo las casualidades y gracias a un simple cigarrillo se conocen Elo y Elo, sí, ambos con el mismo apodo al llamarse «Marcelo y Eloísa». En esta historia nos muestra los comienzos de una relación, el coqueteo, las primeras relaciones sexuales de una pareja, y cómo poco a poco el tiempo, la precariedad y una serie de problemas hace que el amor se degrade hasta su extinción. ¿Quién no ha pasado nunca por estos pasos? Este relato pone de manifiesto cómo cualquiera de nosotros podría ser uno de los personajes. Marta describe perfectamente cómo son las primeras veces con una pareja, la ilusión, así como los primeras desilusiones.

Es difícil decidir qué día empieza a hacer-mucho-que-no-tienen-sexo, ninguno de los dos sabría decirlo con exactitud.

Sucede como con el pelo, que un día de repente es absolutamente necesario ir a la peluquería aunque el día anterior no lo parecía y acaso está tan largo por un cúmulo de días en que no reparamos en él. Sucede como con los kilos, un día de repente -de repente- no nos abrocha el pantalón, ayer abrochaba y hoy no, y sin duda ha sido un proceso paulatino pero uno se da cuenta de repente. Sucede, efectivamente, como con el sexo, en que un día de repente hace dos meses que no follamos, y otro día de repente ya son cuatro, y otro día de repente ya son seis, y Eloísa siente que si no dice – ¿si no hace? – nada, bien podrían ser ocho, doce, la frontera del año como una frontera que Eloísa no está dispuesta a traspasar.

Las relaciones nunca vienen con manual de instrucciones, todas y cada una de ellas son diferentes y somos nosotros los que debemos de ir dando pasos a ciegas. En este libro puedes ver algunas páginas de ese supuesto manual, donde cada relación es única.

Por cierto, he de volver a nombrar en este blog a la gran Lara Lars por la ilustración de portada, ha vuelto a conseguir que este libro sea totalmente redondo, desde su texto, hasta sus cubiertas.

… ¡Aviso!: Cuidado con este libro; puede hacer que te vuelvas a enamorar, no de una persona, sino de la lectura y de las palabras de Marta Jiménez Serrano.